jueves, 19 de noviembre de 2009

Ligerísima historia de la cerveza (parte 4ª)

Vida y leyendas de Gambrinus

De Jan Primus o Gambrinus, como se le conoce popularmente, se sabe poco. La gran mayoría de los datos pertenecen a las leyendas que han ido surgiendo y a sus variaciones. Aquí se separan todas:

Datos Históricos:

Juan I de Flandes de la Casa de Constantinopla, primer conde de la dinastía de Henao casado con Adelaida I regente flamenca de Holanda, que gobernó Flandes de 1246 hasta 1257, conocido como Jan Primus, impulsó el cultivo de cereales para poder alimentar a su pueblo, que pasaba por una época de hambruna. Esto incrementó la producción de cerveza en la época, con lo que se le concedió el honor de ser el patrón no-oficial de la cerveza, bajo el sobrenombre de Gambrinus.

La leyenda tuvo un carácter hereditario popular que la llevó en el tiempo a otro de los condes de Flandes (1384 - 1404), por ello se considera que el personaje podría estar basado en Juan Sin Miedo (Juan I de Borgoña) (1371–1419).


Las leyendas:

1ª: Gambrinus, joven aprendiz de vidriero enamorado de una hermosa joven, Frandine la cual le rechazó y dolido de amor por el rechazo, decidió quitarse la vida dirigiéndose a un bosque cercano. Pero cuando estaba a punto de hacerlo se le apareció el Diablo para proponerle un pacto a cambio de su alma:

“El diablo otorgaría a Gambrinus un don que le haría ganar el amor de Frandine y de no ser así le enseñaría como poder olvidar ese pesar”.

Aquel don demoníaco convirtió a Gambrinus en un magnífico bailarín y músico, pero Frandine le volvió a negar su amor.

El Diablo, para cumplir el pacto, tuvo que enseñar a Gambrinus un arte que conseguiría hacer olvidar su dolor: una forma de fabricar un bebedizo amargo con cebada, agua y lúpulo. Mientras fabricaba y bebía de aquella sustancia espumosa descubrió que ya no recordaba a Frandine y que ya no recordaba su dolor. La cerveza hizo olvidar a Gambrinus su mal de amores para siempre y lo convirtió a su vez en el Rey de la Cerveza.

Gambrinus, estando en una taberna se encontró con el Diablo. Tras un intercambio de pareceres, tuvieron una refriega, con lo que el Diablo le prometió perdonar su vida si ganaba una simple apuesta. Aceptando tal condición, el Diablo retó a Gambrinus a que hiciera un vino sin uvas. El resultado de la apuesta fue que Gambrinus, saliéndose con la suya consiguió fabricar una bebida alcohólica fermentada a base de cereales: el vino de cebada, o cerveza. Esto le valió el sobrenombre de “Rey de la cerveza”.

3ª Otra versión de la misma línea que la anterior, es que Gambrinus encontrándose con el Diablo en el bosque, pactaron que él le entregaría su alma solo si el Diablo era capaz de hacer un vino sin uvas. Este aceptó el desafío y creó el vino de cebada o cerveza. Grambrinus, que engañó al mismísimo Diablo, se apropió de la receta adjudicándose el mérito y ganándose el sobrenombre de Rey de la cerveza.

Jan Primus, rey de Fresnes, Flandes, en Bélgica, fue un hombre obeso que ingería inmensas cantidades de cerveza. La leyenda le da la longeva edad de 300 años de vida. Se supone que el hecho de tomar cerveza como único alimento le otorgó tan larga estancia en este mundo terrenal.

Sus últimas palabras antes de fallecer fueron: “Si hubiera bebido más cerveza, hubiera vivido más”.

Esta versión se acerca más a una posible realidad, lo que se supone que la edad es una exageración, y que vivió y murió alcoholizado y con enfermedades derivadas de la bebida: gota, flebitis, obesidad, pancreatitis, delirium tremens, etc.


La pureza de la cerveza: edad moderna

Tras el descubrimiento de un nuevo continente por parte de Colón, tras intentar encontrar una nueva ruta hacia las indias, comienza una nueva era de descubrimientos y revoluciones que darán de sí hasta alcanzar una nueva perspectiva de la vida y la ciencia, de los conocimientos y de la economía. La cerveza comenzó un viaje que no la ha dejado indiferente en el transcurso de sus días.

No es extraño que en algunas de las cervezas de la época, sobre todo en las zonas del norte de Europa (germanos y otros) se encuentren todavía en el siglo XV cervezas elaboradas con “Grut”. El “Grut” era un líquido elaborado con una mezcla de hierbas que dependía de las brujas cerveceras, que en la época se conocían como “Brauhexen o Bierhexen. Algunas de las hierbas utilizadas podían llegar a ser alucinógenas o incluso venenosas. Para evitar que semejantes prácticas se llevaran a cabo y mantener una cierta estabilidad de calidad del producto, en 1516 el, el entonces duque de Baviera, Wilhelm IV (Guillermo IV), decretó lo que se llamó el Reinheitsgebot. Es lo que en la actualidad conocemos como “Ley de pureza alemana de la cerveza”. En este decreto solo se permitía el uso de agua, malta de cebada y lúpulo como únicos ingredientes de la cerveza.

Con este aumento de la calidad en las cervezas, empezó el magnifico proceso que ha durado hasta nuestros días: la importación.

A principios de sigo XVI, ya se llevaban cervezas incluso hasta la lejana India, invadida y regida por aquellos entonces por gobernantes mongoles en la era de la “Dinastía Mogol”. Estos, no producían cerveza ni vino, con lo que la importación de esta hasta el subcontinente asiático les fue que ni pintada.

Yuste, tradición cervecera flamenca

Las monarquías europeas entrecruzaban lazos de sangre con intenciones puramente políticas. De ahí que un rey fuera rey de varios países a la vez e incluso tuviera títulos nobiliarios en otros. Este es el caso de Carlos V de Alemania y Carlos I de España [proclamado Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (1520), Rey de Romanos (1519) Rey de España (1516), Nápoles (1554), Sicilia (1516) y Cerdeña (1556), Duque titular de Borgoña, Soberano de los Países Bajos (1506), Archiduque de Austria (1519)], (Flandes, Bélgica, 1500- Monasterio de Yuste, Cáceres, 1558).

Durante su reinado en España, como buen flamenco que era, no podía pasar sin el buen yantar y el buen beber (cerveza, claro), con lo que se trajo consigo un sequito de maestros cerveceros que fabricaban cerveza exclusivamente para el monarca. De esta forma, Carlos V reintrodujo la cerveza en España, donde hasta entonces el vino era la bebida alcohólica por excelencia, y la cerveza (conocida como “servesia”) era fabricada en exclusiva por monjes. Por desgracia, la cerveza era un producto muy caduco, con poca resistencia al calor. No había método conocido para conservarla ni fabricarla durante todo el año.

En su retiro, tras abdicar (en Bruselas el 1555) parte de su legado a su hermano, Fernando I de Habsburgo, y parte a su hijo Felipe II, viajó de nuevo ha España y tras mandar construirse una casa palacio en el monasterio de Yuste, en Cáceres, se instaló allí para descansar sus últimos días. Evidentemente, se llevó consigo su propio maestro cervecero: Enrique Vandertrehen ( tambien llamado Van der Hefen o Bander-Hefen. Dependiendo del texto se le menciona de una manera u otra) que fabricaba la cerveza para él.

Vicente De Cadenas i Vicent, en su libro “Carlos de Habsburgo en Yuste” remarca el hecho (entre otros tantos) de que el monarca tenía dificultades para masticar debido a un problema congénito, con lo que acompañaba sus comidas con grandes tragos del caldo.

Haciendo caso omiso a los médicos y los galenos, continuó bebiendo cerveza y comiendo cuanto se le antojaba. Hasta el fin de sus días, postrado en la cama, pedía que le trajeran agua o cerveza para beber. Falleciendo en 1558 y legó una gran cultura cervecera a nuestro país y generosas cantidades de dinero a sus siervos, en especial a su maestro cervecero.

Tras la muerte de Carlos V, su hijo Felipe II convertido en Rey de España, se trajo consigo (como su padre hizo antes) a la corte de Madrid maestros cerveceros que le abastecían del refrescante caldo fermentado, repitiéndose allí los procesos que se seguían en la casa del Maese cervecero Enrique Vandertrehen y continuando con el “Legado de Yuste”.

Actualmente, “Legado de Yuste” es una marca relativamente nueva que hace acopio de ser la primera cerveza de abadía de España y que se fundamenta en los valores tradicionales de los maestros cerveceros de Flandes que fabricaban la cerveza que tomaba Carlos V durante su retiro. Apoyada por la Fundación Cruzcampo, y con el respaldo de Heineken España, S.A. quiere mantener vivo el recuerdo de una fecha tan gloriosa para la cerveza en España y salvar la tradición de una de las mejores recetas que se conocen del reino de la época.


Un saludo y recordad mis sabias palabras:
"Sí te gusta la cerveza, lo que pasa es que no has encontrado la tuya."

Lord Life Freak









1 comentario:

  1. No! Lo de la Reinheitsgebot no está correcto. El gruit no lo preparaban "brujas cerveceras", lo preparaban boticarios y monasterios y se siguió usando en los estados de la futura Alemania por mucho tiempo después de que la ley cervecera Bávara (no era entonces alemana) haya sido aplicada. Éso de que la Reinheitsgebot fue creada para defender a los consumidores de esas cervezas "tóxicas" es una falacia.

    La Reinheitsgebot fue creada para proteger la calidad del pan, no de la cerveza (nunca pretendió proteger la calidad de la cerveza, no habla de procesos, de la calidad se encargaba el mercado).

    Más sobre esta hoy para mí irrisoria reliquia legislativa se puede encontrar en este artículo publicado en mi blog.

    PD: Los ingredientes era cebada (no especificaba si malteada o no) agua y lúpulo.

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