Revolución en la producción: edad moderna II
La paz relativa que existió en Europa al finalizar las cruzadas a finales del siglo XIII favoreció el comercio y la primera industrialización llevada a cabo por las ciudades, les permitió separarse poco a poco del poder feudal, obteniendo determinados fueros que evitaban que sus trabajos cayeran en manos del feudalismo.
Las diferentes industrias de las ciudades formaron gremios; el gremio de los cerveceros fue, en muchos casos, el más poderoso de todos. Estos gremios, tenían mucho poder por la unión de sus miembros y tenían como finalidad darle poder a los trabajadores frente un abuso de poderes por parte de los poderosos y fomentar la solidaridad entre los miembros.
La aceptación como miembro costaba bastante dinero, no era gratis, y para poder formar parte del gremio, se debía realizar un seguido de pasos:
1º Período de aprendizaje.
2º Examen de conocimientos y practico;
3º Trabajar durante un tiempo en la cervecería de uno de los miembros.
Hasta el siglo XV toda la cerveza era de fermentación espontánea. A partir de este, se empezaron a utilizar las levaduras de forma expresa y conscientemente con lo que el carácter de “bebida espirituosa” queda relegado por la “ciencia” y los conocimientos del momento, y en algunos casos, restos de una producción anterior, que contenía restos de fermentación. Los hongos de la levadura sólo reaccionaban a temperaturas entre los 15º y los 25º C.
No fue hasta el siglo XVIII, cuando unos monjes bávaros descubrieron de casualidad (por decirlo así) que al almacenar sus cervezas en cuevas donde la temperatura ambiente era mucho más baja que en el exterior, las levaduras encargadas de la fermentación se concentraban en la parte baja de los barriles (justo al contrario que con las cervezas de la época que fermentaban en la parte alta del barril, conocidas actualmente como “Ale”, del alemán antiguo, que significaba literalmente: cerveza), con lo que se descubrió por primera vez un tipo de cerveza más fresca, amarga y ligera que las fabricadas hasta la fecha. Esta fue la primera vez que se elaboraba una “Lager”, que en alemán significa “guarda o almacenaje”. La cerveza Lager, fermentaba entre los 4º y los 10º C.
San Magnus, abad benedictino de un monasterio suizo (Saint-Gall), canonizado y maestro cervecero fue proclamado santo patrón de los cultivadores del lúpulo en Alemania.
Saint Arnault, santo beatificado, que llegó a ser obispo por petición de los cerveceros de la población de Metz y que según reza la leyenda católica, mientras eran transportados sus restos mortales/ reliquias en pleno verano, realizó el milagro de la cerveza saciando con una sola jarra, de la que manaban litros y litros, a más de 200 fieles que acompañaban la comitiva. Este fue su último de una larga cadena de milagros concebidos en vida. También se decía de él que descubrió el uso del lúpulo en la cerveza.
Esta es la plegaria a Saint Arnault:
“¡San Arnaldo, oh! buen patrón, yo os requiero
Que os plazca dejarme beber vuestra cerveza;
Y tanto tiempo como vuestra cerveza beberé
Todos los días de mi vida os serviré”
No haré comentarios al respecto sobre la necesidad de saciar de cerveza al pueblo en pleno verano en cualquier región francesa una vez muerto... Todos sabemos lo que son los embustes y los milagros de la virgen de la Macarena... pues eso.
Santa Hildegarda, fundadora y abadesa del convento de San Ruperto y conocida como la santa beatificada que introdujo el uso del lúpulo en la cerveza, según reza una de tantas las leyendas católicas.
Bajo mi punto de vista, es tan probable como el milagro de la jarra de Saint Arnult, pero como la iglesia católica tendía a crear santos para rellenar el calendario onomástico, no me extrañaría que inventaran este hecho con tal de llenarse de elogios de los que no son merecedores. Porque cuando algo funciona, todos quieren ser los padres de la criatura.
En alguna parte también se puede encontrar como santo cervecero a San Florian, aunque no se le atribuyen milagros relacionados con el caldo de cebada.
Un segundo San Arnoldo, esta vez belga y muy posterior al primero, obispo de Oudenburg y santo patrón de los gremios cerveceros, se le atribuye con motivo real y justificado, la mejora en el sistema de filtrado de la cerveza basándose en el sistema de celdas de una colmena de abejas.
Un saludo y recordad mis sabias palabras:
"Sí te gusta la cerveza, lo que pasa es que no has encontrado la tuya."